martes, 28 de diciembre de 2010

¡Feliz día inocentes!

Dedicado a todos aquellos inocentes que por buenas intenciones o por simple error intelectual se han creído las falacias políticas y económicas de élites interesadas a lo largo de la historia democrática de nuestro país, gracias a esto hemos llegado a donde estamos hoy.


Un alto grado de estatismo, colectivismo, presidencialismo y anti-política aunados a una gran debilidad institucional y desconfianza o desprecio por la sociedad, sus individuos y el libre mercado, conforman los elementos básicos de lo que nuestras élites y buena parte de los venezolanos admiten como parte de un discurso políticamente correcto, inclusive hoy en medio de los excesos de la revolución bolivariana que ha demostrado que todos esos supuestos sólo sirvieron para llevar al país al totalitarismo socialista.


Feliz día a los inocentes…
Así le garantizaremos más días felices a quienes se aprovechan de ellos…


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El nuestro es un país joven con un pueblo inmaduro que necesita de grandes hombres que dirijan los destinos de la nación. Es por eso que el Estado debe contar con todos los instrumentos y con un gigantesco poder para que corrija los excesos de los egoístas y alinee los esfuerzos de todos los ciudadanos hacia la consecución de los más elevados fines comunes. El problema de nuestro país es simple: por un lado aún quedan quienes insisten en anteponer sus intereses al bien común y por el otro aquellos que nos han gobernado no han sido los más capaces ni los más honrados a pesar de que siempre los ponemos en el poder porque parecía que sí los eran.


Aquí lo que hace falta es un hombre fuerte, pero democrático y sensible ante la realidad social, que se asesore con brillantes técnicos para planificar la economía y en general toda la vida en sociedad a través de la ciencia y la técnica. La sociedad es como una máquina que requiere grandes sabios que corrijan sus imperfecciones y rediseñe su funcionamiento, es también como un barco que necesita un preclaro capitán que en cada momento vigile que no nos desviemos del rumbo. ¿O es que acaso la sociedad se organiza y se dirige a ella misma? O como me decía alguien hace poco ¿Cómo puede avanzar un país si todos piensan distinto y cada cual va por su lado?


Pero eso sí, todo hay que hacerlo en democracia, aunque a veces pareciera (y lo confiesan algunos en voz bajita) que dictadores buenos, de esos a los que hay que dejar trabajar porque sí, que puedan abstraerse del caos de la excesiva democracia (y en especial si son sensibles socialmente para que tampoco se dejen sobrepasar por el caos del libre mercado), a veces tienen más éxito en llegar a sacar adelante a un país.


Aquí hace falta democracia pero sin partidos políticos, libertad pero sin libertinaje, dictadores buenos pero sin dictadura. La democracia es el más perfecto de los sistemas y no debe tener límite alguno, si la mayoría del pueblo decide ayudar a los pobres entonces el gobierno y toda la sociedad deben hacerlo. Si la mayoría decide que hay que abolir la propiedad privada por el bien común hay que acatarlo, si decide que se deben suspender las libertades para evitar la anarquía habrá que hacerlo, si decide que escritos como este jamás deberán publicarse, necesario y democrático será obedecer. Démosle este poder al sistema y seguro que no habrá excesos porque los gobernantes guiarán sabiamente a su pueblo en estas difíciles decisiones. La democracia sirve para que si logras convencer a una mayoría relativa del pueblo sobre qué es lo que hay que obligar a hacer al resto, se pueda aplicar el plan que cuente con el mayor consenso, con todo el peso de la ley y toda la fuerza del Estado, con legitimidad y legalidad absoluta y en el marco de la más perfecta democracia. No sé porqué dicen aquello de que es el menos malo de los sistemas de gobierno, ni cómo es que salen algunos a pedir que se le pongan límites a la democracia, si los intereses de muchos están por encima de los de pocos. No hay derecho individual que sea más importante que los derechos colectivos, esos que interpreta sabiamente el buen líder que sí sabe entender la consciencia colectiva.


El petróleo por supuesto debe estar en manos del Estado, qué pecado sería afirmar lo contrario. Así como cualquier otro sector que sea estratégico o de interés nacional, y por supuesto esta interpretación le debe tocar al gobernante de turno, no vaya a ser que por una traba burocrática no pueda controlar algo que sea necesario dirigir por el bien común. Así el petróleo, la electricidad, el agua, los alimentos, los bancos, las comunicaciones, la salud, el trabajo, la propiedad, la tierra, las importaciones, las exportaciones, el comercio, la producción, la cultura, la educación, el ocio, todo debe controlarlo el gobierno por el bienestar de todos. ¿O se imaginan a la sociedad haciéndose cargo de todas estas cosas? ¡Anarquía y libertinaje!


El Estado es la encarnación del pueblo y los gobernantes son los intérpretes de la voluntad colectiva. Cada ciudadano es responsable por todos y tiene el deber de trabajar en función del bienestar del país más que del suyo propio. Por esto más que derechos en la constitución debería haber deberes que obliguen a todos a trabajar por el país cuando más se les necesite y no simplemente vivir su vida sin agredir el derecho de nadie ¡Qué manera tan egoísta de vivir! La más hermosa solidaridad es la que se obliga.


¿Cómo dejarle el principal motor de la economía venezolana a sus ciudadanos y no a los sabios gobernantes? ¿Qué pasaría entonces con los pobres? ¿Cómo entonces le haríamos caso a Uslar que hace casi 80 años dijo lo de sembrar el petróleo, si a pesar de sostenerlo todos los políticos de las últimas décadas aún no han podido hacerlo? ¿Cómo se financiarían las expropiaciones, los programas sociales, el desarrollo ordenado (no ese anárquico y sin control que proponen los libertinos), las compras de armas y de voluntades si el gobierno (este no porque es malo, sino el próximo que sí será bueno) no tiene el petróleo en su poder? El petróleo es de todos los venezolanos, Venezuela es rica y si no te ha llegado tu parte es porque te la han quitado o por que los políticos no la han sabido administrar.


Autonomía, libertad, descentralización, libre mercado son potenciales errores que harán que el esfuerzo nazional se desvíe de los objetivos comunes. Pero no hay que ser extremista, modernísimas teorías de gobierno europeas han descubierto y puesto en práctica que puede incluirse al sector privado en el desarrollo de un país. Así es, claro está dirigiendo y planificando este desarrollo de forma tal que se haga lo que el sabio gobierno sabe que hay que hacer y no lo que a los privados se les ocurra. Que la ley y la fuerza del Estado, de acuerdo a un minucioso plan que por supuesto tome en cuenta todas las variables, sean los incentivos que muevan a los privados ¿O es que acaso las sociedades se desarrollan cuando la gente en forma desorganizada busca su propia felicidad y trabaja y crea en función de eso?


De seguro habrá muchos empresarios con quienes el gobierno podrá aliarse para llevar a cabo esta tarea, pero por supuesto al eligir a los gobernantes más honrados no existirá el riesgo de que se escojan a los amigos del partido o que se llegue a una relación ganar-ganar de "tú me financias mi proyecto político y yo te sigo dando contratos y te protejo de la competencia".


Lo que no entiendo es cómo después de llevar décadas pensando así, habiendo tenido gobiernos socialdemócratas, socialcristianos y socialistas, con un inmenso Estado y con el control del petróleo y por tanto de virtualmente toda la economía del país, no terminamos de despegar. Debe ser culpa de los partidos que no lo forman los más nobles personajes que estén a la altura del reto, o que el Estado no ha tenido el poder suficiente, o culpa del pueblo que a pesar de que se le limita y trata de orientar es demasiado ignorante, o del individualismo o capitalismo que casi nadie defiende ni predomina en Venezuela pero que sigue latente evitando que se haga lo que se tiene que hacer por el bien de todos.


¡Hay que poner en el poder al próximo que nos vuelva a decir que con su plan sí saldremos de abajo, esperando que este sí sea el más honesto y preparado y démosle un gobierno con un poder sin límites para que pueda finalmente hacer el bien y más nunca el mal!


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Inspirado en el reclamo de nuestras mamás el día de las madres, en Venezuela todos los días son días del inocente. El problema es que si seguimos pensando así llegará un momento en que será justo dejar de llamarnos inocentes y simplemente deberíamos comenzar a llamarnos idiotas.