martes, 19 de diciembre de 2017

Bitcoin para principiantes... Aspecto técnico


Publicaré tres breves artículos sobre el Bitcoin. Este es el primero, en el que solamente intentaré hacer una sencilla aunque relativamente completa descripción tecnológica, es decir, acá estaría la respuesta más “material” posible a la pregunta ¿Qué es el Bitcoin? Posteriormente publicaré otro artículo con las consideraciones más importantes desde la teoría económica y, por último, otro sobre los aspectos más mundanos, prácticos y coyunturales en cuanto a la percepción, el uso, ventajas y riesgos del Bitcoin.

Un Bitcoin, así como casi todas las llamadas criptomonedas que se inspiran en él, no es ni una cosa material, ni un archivo en la nube, ni un código informático, ni algo almacenado en algún servidor en internet. El Bitcoin es simplemente una unidad de cuenta, es decir, la unidad en la que se contabilizan los montos de las transacciones que son registradas en un gigantesco libro contable o ledger. Este ledger es mantenido por una comunidad de pares (esto es, no centralizada ni jerarquizada, sino compuesta por gente como tú y como yo que tengan instalado un programa en su computador) conectados en red a través de internet y utilizando un protocolo común llamado Blockchain. Este libro contable contiene registros de la forma: “A usará los fondos de tales y cuales transacciones anteriores dirigidas a él para pagar a B tantos Bitcoins”. Acá, A y B, no son nombres, sino la parte pública de una llave criptográfica. Aquí viene la primera parte de lo “cripto” de las llamadas cripto-monedas… Sobre la parte de “monedas” hablaremos en el artículo sobre el aspecto económico.

Una página Web que al igual que un "wallet"
es capaz de generar un par de llaves pública/privada para Bitcoin

Una llave o clave criptográfica, en este contexto, se compone de una llave pública y de otra llave privada. Este par de llaves están relacionadas matemáticamente de forma única. Una llave no es otra cosa que una larguísima cadena de dígitos (e.g. 390fa7439ec13e948dd8…) tan larga que, junto al algoritmo de encriptación que se utiliza, posee las importantes propiedades matemáticas y estadísticas que la hace útil para esta aplicación. Por ejemplo, solamente una clave pública está apareada con una clave privada y viceversa. Además es imposible, a menos que se tenga un tiempo casi infinito y toda la capacidad computacional de la humanidad, encontrar la clave privada a partir de la clave pública. De ahí que la clave “pública” sea conocida por los demás (es la que le darías a alguien para que te haga una transferencia en Bitcoins), mientras que la clave “privada” deba mantenerse oculta (es la que utilizarías para disponer de tus Bitcoins, es decir, poder realizar pagos con ellos).

Un algoritmo de encriptación no es otra cosa que un conjunto de procedimientos matemáticos que permiten manipular de cierta forma unos datos. Por ejemplo, cualquier dato desde “hola mundo”, o una fotografía, o la información de una transacción como “A le pagó a B tres Bitcoins” puede ser “firmado” con la llave privada. Es decir, imaginemos que el algoritmo de encriptación es simplemente una calculadora muy especial que toma dos entradas u operandos: por un lado el dato que va a ser firmado y por el otro la llave privada con la que se firma. Esta calculadora dará como resultado una “firma”, que viene a ser otra larguísima cadena de dígitos (e.g. c28fe2a7129b128c…). Pero una firma tiene propiedades matemáticas particulares: es imposible, ni siquiera teniendo el dato original y la llave pública, ir hacia atrás y obtener con estos la llave privada; pero, en cambio, lo que sí es posible es usar la llave pública (hermana de la llave privada con la que se firmó el dato) para demostrar, con otra “calculadora especial”, rápidamente y sin lugar a dudas, que esa firma fue producida exactamente con ese dato que se recibió y con la clave privada que no se conoce, pues su dueño la mantiene oculta. Este útil truco matemático permite que cualquiera, sin conocer la llave privada que se utilizó para “firmar” el dato, pueda con la llave pública, la firma y el dato original, saber con toda certeza que tanto la firma producida como el dato son auténticos y que el firmante sí que posee la clave privada correcta.

Firmar un dato con una llave privada
y verificar la firma con la correspondiente llave pública

Así, una persona que “tenga” Bitcoins, lo que en realidad tiene es un par de claves: una clave privada que sólo él conoce y que le permitiría solamente a él firmar las transferencias de sus Bitcoins a otros; y otra clave pública que él da a conocer a quienes quiera que le destinen pagos (o quieran autenticar que las transferencias fueron firmadas con la clave privada correcta). Tus Bitcoins son aquellos que, de acuerdo a aquél ledger o libro contable que ya hemos introducido, hayan sido destinados en el pasado a tu llave pública y que aún no has transferido a alguien más usando tu llave privada. “Tener” Bitcoins es en realidad poder disponer de ellos y esto se logra porque solo tú, con tu correspondiente clave privada, podrías firmar transacciones usando los fondos restantes que antes hayan sido destinados a tu clave pública. Por cierto, perder tu clave privada sería en este contexto el equivalente al hundimiento de un galeón español con monedas de oro en la fosa de las Marianas: habrás perdido para siempre tus Bitcoins, ni tú ni nadie podrán usarlos jamás. Los wallets o billeteras, son los programas o servicios informáticos que se encargan de guardar de forma segura tu colección de pares de llaves públicas/privadas y de gestionar tus transferencias comunicándose con la red Blockchain que soporta al Bitcoin.

Una de las billeteras o wallets para PC más populares

Tener Bitcoins no es como tener una “cuenta bancaria”, sino que en ese gigantesco libro contable hay una serie de pagos asentados que tuvieron como destino tu llave pública y que solo podrían servir como fuentes de pagos utilizando la correspondiente llave privada que solo tú conoces. Nadie tiene cómo asociar tu identidad a tu clave pública, pero sí cualquiera puede observar todas las transacciones y todas las llaves públicas asociadas en todas las transacciones de la historia del Bitcoin. De hecho, el libro contable o ledger mantiene todas las transacciones hechas con Bitcoins desde la primera realizada por su creador en 2009 hasta las que se estén registrando justo en este instante. De hecho, puedes ver el ledger aquí: https://blockchain.info/es y con mucha paciencia ser capaz de rastrear cada transacción hacia atrás, hasta la creación de cada Bitcoin involucrado en cada transacción jamás realizada. La forma de saber cuántos Bitcoins “tiene” alguien, es simplemente hacer esto, revisar todas las transacciones que hayan tenido a tu llave pública como destino de algún pago y por supuesto restar los pagos que ya hayas realizado con esos fondos. Esto lo hace tu wallet por ti al calcular tus saldos.

Más precisamente, una transacción de Bitcoins consiste en una pieza de información que agrupa las fuentes y los destinos de la transacción. Las fuentes son algunas transacciones pasadas que hayan sido dirigidas a la llave pública del emisor. Y los destinos de la transacción incluirían los montos y las llaves públicas de los receptores a las que se dirijan los pagos. Entre estos suele incluirse el vuelto, cuando la suma de las transacciones de origen supere el monto del pago que se quiera realizar. Este vuelto generalmente se destina a la propia llave pública del emisor de la transacción. Hacer una transacción en Bitcoins consiste en utilizar el wallet o billetera para firmar con la clave privada toda esta información y mandar la firma y los datos de la transacción no a un banco, ni a algún otro intermediario, ni a un gobierno, sino a todos los nodos de la red Bitcoin para su validación y eventual registro oficial en el ledger.

Porción del bloque #500112 aceptado el 19-12-2017
Mostrando 4 transacciones de 2339
https://blockchain.info/es/block/000000000000000000498a938147db1ee4edc08f4ab5468594b03386d899a45b

¿Quién se encarga de verificar que sean míos los Bitcoins con los que cuento al firmar una transacción con mi llave privada? Pues la red de mineros de Bitcoin. Ya hemos visto que cualquier persona con el dato, su firma y la llave pública, puede certificar que quien firmó el dato lo hizo con la legítima llave privada correspondiente. El ledger o libro contable se mantiene con el protocolo Blockchain, el cual es un conjunto de reglas que rigen a todos los que quieran minar Bitcoins y hacer transacciones con ellos. El trabajo de los mineros consiste en dedicar su tiempo y poder computacional a procesar las transacciones y mantener de forma consistente y sincronizada millones de copias de una única versión del ledger. Y su recompensa, al menos principalmente por ahora, es recibir Bitcoins creados de la nada. El protocolo Blockchain impone una cantidad finita de Bitcoins, es decir, jamás habrá más de 21 millones de Bitcoins en el mercado, los cuales se irán creando cada vez más lentamente y con mayor dificultad. Hasta alcanzar este tope, el premio a los mineros es mayormente recibir Bitcoins de nueva creación. Una vez alcanzado este límite, la única recompensa para los mineros serán las comisiones que cada transacción de Bitcoins permite incluir.

La herramienta para enviar transacciones desde un wallet para PC

Cuando alguien realiza una transacción, lo que hace es utilizar el programa informático o el servicio on-line que haga las veces de wallet o billetera para “firmar” con su clave privada un texto que puede ser de la forma: “de tal transacción en la que recibí 0,2 Bitcoins y de aquella otra en la que recibí 0,4 Bitcoins, quiero transferir a tal otra clave pública 0,42 Bitcoins y enviar de vuelta lo que sobre a mi propia clave pública. Comisión: 0,0001 Bitcoins”. Como sólo esa persona puede firmar estos datos con su clave privada, pero todos los que conozcan su clave pública pueden verificar la autenticidad de la firma y, además, revisar el historial de las transacciones del inmenso, público y distribuido libro contable mantenido con el protocolo Blockchain, la validez de la transacción y la disponibilidad de los fondos es fácilmente verificable. Pero esto es solo una parte del trabajo de los mineros…

El programa informático utilizado como “billetera” de Bitcoins, con el que un usuario redacta y firma su transacción, divulga a toda la red de mineros conectados la información de dicha transacción. Ahora bien ¿cómo se ponen de acuerdo los mineros para escribir y mantener consistentemente la misma copia de un único libro contable o ledger compartido por todos con exactamente las mismas transacciones registradas en el mismo orden? La respuesta es que todos los nodos compiten entre sí para intentar que se acepte su candidato como el nuevo “bloque” de transacciones que será oficialmente registrado por todos. El ledger consiste en una única cadena de bloques (grupos de transacciones) consecutivos ya procesados, identificados cada uno con un número y encadenados de forma única, con el bloque anterior. Esto se logra con otra técnica criptográfica similar a la que hemos visto que se llama hash.

Otra herramienta: el Hash
Una especie de huella digital de un dato

Un hash es parecido a una firma (e.g. 8dd5c1383437e94990fa…) pero se produce solamente a partir de un dato (sin necesidad de llaves o claves). Es decir, de nuevo sería como una calculadora especial pero en la que solo se introduce el dato a “hashear” para producir ese larguísimo número llamado hash el cual viene a ser, en este caso, el identificador de cada bloque de transacciones, siendo el bloque de transacciones como tal el dato que introducimos en la calculadora. La utilidad de esta técnica es que si se produce el más mínimo cambio en el dato original, el nuevo hash que se produciría sería radicalmente distinto. Por tanto, el encadenar los bloques, esto es incluir el en siguiente bloque el hash del anterior y así sucesivamente, impediría que algún bloque antiguo sea modificado o sustituido sin que se recalculen todos los bloques posteriores. De ahí el nombre del protocolo de “cadena de bloques” o Blockchain. Cada uno de los millones de mineros mantiene actualizada y sincronizada su propia copia de este libro contable. Todas las transacciones nuevas que se hagan en un instante dado, van a parar a una especie de limbo desde el que cada nodo de la red puede tomar una cierta cantidad de ellas para agruparlas en lo que será su propio candidato para ser el siguiente bloque de transacciones a registrarse oficialmente en el libro contable. Con su candidato a bloque y con el identificador o hash del último bloque aceptado por todos en sus correspondientes e idénticas copias del ledger, comienza la competencia. Aquí viene la otra parte fundamental de lo “cripto” en las llamadas criptomonedas…

El libro contable o ledger
Encadenamiento de los bloques de transacciones
Blockchain

La competencia consiste en que cada nodo debe usar esos datos (el identificador del último bloque oficial aceptado por todos y su propio candidato a nuevo bloque de transacciones) para introducirlos en otra calculadora especial (otro algoritmo criptográfico, en esencia otro “hasheo”) junto con, digamos, un “número mágico” que va incrementando en cada intento (0,1,2,3,…181.686,181.687,…) hasta que, por ensayo y error, una y otra vez, porque no hay otra forma de hacerlo, el resultado que muestre la calculadora supere finalmente el límite que en ese momento haya impuesto la red de Blockchain. Gana el nodo que resuelva esta especie de acertijo criptográfico de primero, recibe su premio (nuevos Bitcoins y las comisiones de las transferencias registradas) y lo anuncia a todos los demás nodos. Los cuales verifican fácil y rápidamente que el número mágico y los datos sean consistentes y que han superado el reto impuesto por la red. Ganar esta competencia es por una parte un juego de azar, es decir, a la hora de ir intentando un número tras otro hasta que el resultado sea uno ganador; y, por la otra, un gasto de energía, tiempo y capacidad de procesamiento al probar cada número, hacer los cálculos matemáticos (millones de “hasheos” por segundo), verificar si se superó o no la meta y hacer esto millones de veces más. Si todo es correcto, todos los demás nodos se rinden, aceptan el nuevo bloque como el último bloque oficial y lo registran como tal actualizando así sus copias del libro contable. Comienza entonces nuevamente otra competencia para seguir procesando las nuevas transacciones disponibles en el limbo de transacciones aún no verificadas. Como cada carrera depende del estado actual del libro contable, en particular del número identificador o hash del último bloque oficial (que como está encadenado depende a su vez del hash del bloque anterior y así sucesivamente), todos los nodos deben comenzar la competencia de nuevo, pues el ledger ya fue actualizado con el nuevo bloque, el cual ahora es el último ya habiéndose encadenado al anterior. El trabajo de minado puede hacerlo cada minero de forma solitaria o asociado con otros en grupos denominados “pools”, repartiéndose así el trabajo y la suerte pero también los premios.

Un pequeño cambio en el dato produce un hash totalmente distinto

Aquél límite o meta que determina la dificultad del acertijo criptográfico (esto es, la cantidad de cálculos que estadísticamente en un momento dado deba realizar un nodo para llegar eventualmente a una solución válida tratando de encontrar aquél número mágico), es calculado e impuesto por el protocolo Blockchain y varía de acuerdo con el poder computacional actual de la red (a mayor cantidad de nodos, más difícil será el reto) para intentar mantener un tiempo promedio de un bloque de transacciones confirmado cada 10 minutos. El objetivo de este acertijo es literalmente hacer gastar tiempo, energía y poder computacional a quien quiera proponer candidatos de bloques de transacciones para que sean oficialmente registrados en el libro contable. Esto es lo que se llama “proof-of-work” o prueba de trabajo. De esta forma, se asegura que un nodo malicioso que quiera hacer trampa, deba tener, además de mucha suerte, que reunir una potencia computacional mucho mayor que el resto de toda la red de millones de mineros, para que la red entera solo registre sus transacciones manipuladas una y otra vez (por el encadenamiento) hasta que logre su objetivo malicioso. Todo esto (y otros detalles que no se explican acá) está matemática y estadísticamente diseñado e instrumentalizado en las reglas que componen el protocolo Blockchain, para que una conspiración como esta no pueda ocurrir y que intentarlo sea económicamente contraproducente para quien desee hacerlo.

Dificultad impuesta a la red de mineros
y potencia computacional de la red de mineros
(Hash Rate en TH/s: millones de millones de hashes calculados por segundo
para intentar resolver el acertijo criptográfico)
https://bitcoinwisdom.com/bitcoin/difficulty

En resumen, el Bitcoin se reduce a ser la unidad de cuenta de las transacciones registradas en un libro contable público también llamado ledger. Este es mantenido por una red de computadores (en la que cualquiera puede participar), que trabajan con la mismas reglas (Blockchain) y que se apoya en herramientas criptográficas que, por un lado, hacen matemática y estadísticamente imposible hacer trampas pero, por el otro, hacen muy fácil las tareas de descubrir a quien intente hacerlas así como verificar las acciones legítimas. Tener Bitcoins se reduce a disponer de un par de claves, una pública y su par privada, con las que puedes recibir y emitir transacciones usando aquellos fondos que ya hayas recibido antes. Estas llaves se almacenan y gestionan utilizando programas o servicios online llamados wallets o billeteras con los que también puedes emitir tus transacciones y visualizar las que recibas. Minar Bitcoins consiste en ser parte de la red de computadores que mantienen el libro contable. El trabajo del minero consiste en invertir energía, tiempo y capacidad informática verificando transacciones y resolviendo acertijos criptográficos, para asegurarnos a todos el sostenimiento y la seguridad del sistema Blockchain/Bitcoin. El premio e incentivo para los mineros es recibir Bitcoins de nueva creación (hasta que se llegue al límite global de 21 millones) y llevarse las comisiones que los usuarios tengan a bien incluir en las transacciones (que también son un incentivo para que sean procesadas antes que otras con comisiones menos atractivas). La red de usuarios que mantiene al Bitcoin es abierta, descentralizada y sin jerarquías, evitando que algún actor, gobiernos, personas o empresas, puedan tener un control significativo sobre el Bitcoin y mucho menos hacerlo sin poner en riesgo la percepción de su confiabilidad y por tanto su valor.

La tecnología criptográfica que utiliza Blockchain es tanto o más robusta que la que cotidianamente utiliza el sistema bancario tradicional para garantizar la seguridad de todas sus transacciones. El riesgo esencial es mantener a salvo, de pérdida y de hackers, tus llaves privadas que permiten disponer de tus Bitcoins, en vista de que sin la llave privada será imposible disponer de tus Bitcoins y que las transacciones en Bitcoin son irreversibles. No existe algo como un banco o PayPal donde reclamar o solicitar el reenvío de una llave privada extraviada. De hecho, han sido las vulnerabilidades de algunos programas utilizados como wallets o de los servicios online que prestan esta funcionalidad en internet, las responsables de prácticamente todos los ataques, robos y pérdidas de Bitcoins en toda su historia. El resto de los casos han sido dolorosas pérdidas de claves privadas por cosas como un disco duro dañado, un pendrive perdido, una contraseña olvidada o un trozo de papel con una ridícula cantidad de dígitos que se haya extraviado.

Ningún artículo sobre Bitcoin estaría completo sin pedir una donación así que ¡Transfiéreme lo que quieras!

Una de mis llaves públicas:
12GYwL2RpPTzKH1cNDMuHg6fwioJvsaaSo

La misma pero representada como un código de barras QR:

La misma pero generada por https://blockchain.info/:
Please Donate To Bitcoin Address: [[address]]
Donation of [[value]] BTC Received. Thank You.
[[error]]

lunes, 18 de diciembre de 2017

Serie documental de la Guerra Fría (primeros 6 episodios)

Acá comparto con ustedes los primeros seis capítulos de esta serie documental sobre la Guerra Fría: la confrontación entre el comunismo global y el mundo libre durante más de 40 años. He ido traduciendo al español los subtítulos de esta serie y los iré publicando semanalmente en YouTube y cada seis capítulos por acá. Narrada por Kenneth Branagh, son en total 24 episodios que cubren desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín. Esta serie fue producida por CNN y fue televisada originalmente en 1998 con el nombre de Cold War. Todos los derechos pertenecen a CNN.

Creo que es imprescindible conocer este periodo de la historia porque configuró en gran medida el mundo en el que vivimos hoy: desde el resurgimiento del socialismo patrocinado por Cuba con dinero venezolano, hasta las aspiraciones expansionistas de Putin, pasando por supuesto por Corea del Norte, Cuba, los Podemos y Syrizas del mundo, el foro de Sao Paulo, los conflictos del Medio Oriente y el terrorismo islámico.

Pocas cosas pueden entenderse hoy en el mundo sin estar al tanto de los acontecimientos y dinámicas de la Guerra Fría que este documental nos trae con testimonios de primera mano de sus protagonistas: desde el primer soldado de la Alemania Oriental en saltar el Muro de Berlín, hasta entrevistas exclusivas con Gorbachov, Castro, Bush, Carter, Kissinger, ex diplomáticos, ex espías de la CIA y la KGB y un larguísimo etcétera.

Espero que disfruten de esta serie documental y que me ayuden a difundirla.

El enlace en IMDB:

Estos subtítulos en español están disponibles en formato SRT en:

Críticas:
Se recomienda leer el artículo de 1999 del Hoover Institution "The Cold War over CNN’s Cold War" de los historiadores Richard Pipes, Robert Conquest y John Lewis Gaddis sobre el valor y la precisión histórica de esta serie:

Capítulo 1: Camaradas (1917-1945)


Este primer episodio introduce la serie y resume las relaciones entre la Rusia estalinista y las potencias aliadas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Acá podemos ver ya los primeros movimientos de Stalin para la dominación comunista global, al repartirse la Europa de posguerra con Churchill y Roosevelt-Truman, pero rehusarse a mantener los acuerdos de elecciones libres en los países “liberados” por los soviéticos. Algo que ya se veía venir luego del pacto entre Hitler y Stalin (para que luego nos digan que fascismo y comunismo son ideologías antagónicas) y que incluyó la invasión de Stalin a Polonia, en donde ejecutaría a unos 4.000 soldados polacos a sangre fría. Una muestra de lo que sería la norma en la actuación de los agentes comunistas en todo el mundo hasta la década de los 90s. Stalin vino a sustituir a los nazis en la Europa Oriental ocupada, situación que se mantendría por décadas y que sería la plataforma desde la cual se emprendería el proyecto de una revolución comunista mundial, una amenaza que acercaría varias veces al mundo al borde del apocalipsis nuclear.



Capítulo 2: Cortina de Hierro (1945-1947)


Este segundo capítulo, Cortina de Hierro (1945-1947), obtiene su nombre de un famoso discurso de Churchill, ya ex Primer Ministro de Gran Bretaña, durante una visita a los Estados Unidos. En su discurso advirtió al mundo sobre las aspiraciones imperiales del comunismo soviético para alcanzar la revolución socialista mundial, que apenas comenzaba a hacerse evidente en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial la Europa ocupada por los aliados se dividió en dos zonas: la controlada por los soviéticos y la controlada por EUA, GB y Francia. Si bien el acuerdo había sido reconstruir los países destruidos por la guerra y conformar en ellos gobiernos democráticos, la estrategia de los socialistas soviéticos fue saquear sus recursos e imponer gobiernos títeres dominados por Moscú.

Básicamente ahora el rojo era el nuevo marrón: en las zonas ocupadas por los comunistas estos reemplazaron a los nazis pero mantuvieron buena parte de las terribles prácticas totalitarias de su primo hermano ideológico. En los países ocupados solamente por los rusos, había asesinatos, desapariciones y represión sin pudor alguno. Una simple muestra fue la actitud para con los mismos rusos que habían sido prisioneros de guerra de los nazis. Estos, ya “liberados”, ahora eran sospechosos por haber echado un vistazo a occidente, podían estar contaminados, había que deshacerse de ellos… Allí donde los comunistas soviéticos compartían control con los aliados occidentales, su comportamiento era más discreto siguiendo el lema: “Debe parecer democrático, pero debemos tener todo en nuestras manos.”. Un lema que hoy, en pleno renacer del socialismo y de su aspiración de tomar el control en todas partes, nos debe sonar muy familiar…



Capítulo 3: Plan Marshall (1947-1952)


Este tercer capítulo, Plan Marshall (1947-1952), trata sobre la iniciativa estadounidense para la reconstrucción de la Europa destrozada por la Segunda Guerra Mundial. El nombre de este plan proviene del Secretario de Estado a quien se le encargó su ejecución, el héroe de guerra el General George Marshall. A quien ya había liberado Europa ahora le tocaba reconstruirla. Estados Unidos sabía que la inhumana miseria de la posguerra era el terreno más fértil para la propagación del comunismo en aquellos países europeos que todavía no estaban ocupados por las tropas soviéticas, por eso era prioritaria la reconstrucción europea. El problema era que Stalin también sabía que el socialismo no podría tener el mismo éxito en una Europa próspera y, por tanto, al principio dio largas a los aliados occidentales y, finalmente, se negó de plano y prohibió a los países del bloque socialista a aceptar las ayudas para la reconstrucción. Cosa curiosa porque justamente el argumento era que si aceptaban los dólares estadounidenses serían esclavos de Washington y tendrían que hacer lo que EUA les ordenara. Así, todos los países tras la Cortina de Hierro tuvieron que renunciar a participar del ambicioso plan para que reconstruyó Europa.

Los checos estuvieron a punto de aceptar, pero Stalin llamó a capítulo a Moscú a su Primer Ministro y a su Ministro de Relaciones Exteriores, incluso les dio un ultimátum de 4 horas para que abandonaran la invitación a la reunión que diseñaría el Plan Marshall. Checoslovaquia bajó obediente la cabeza y no participó en el Plan Marshall. Al volver a Praga, el Ministro de Exteriores checo dijo “Llegúe a Moscú como el Ministro de un Estado libre, pero volví como esclavo de Stalin”. Poco después, misteriosamente, moriría al "caer" desde la ventana de su apartamento cuando los comunistas finalmente tomaron todo el poder en Checoslovaquia.


A la par, la Italia liberada bajo el control de los aliados occidentales, tenía el segundo partido comunista más grande fuera de la URSS y sus primeras elecciones democráticas luego de la guerra. Los comunistas estuvieron a punto de tomar el poder por los votos, de no ser por una gran campaña de los ítalo-estadounidenses quienes escribieron millones de cartas a sus familiares en Italia instándoles a no votar por los comunistas. Esto, la campaña anti-comunista de la Iglesia Católica y la primera acción política encubierta de la CIA, que entregaba bolsas de dinero a los adversarios políticos de los comunistas, salvó a Italia. De lo contrario esta, y posiblemente también todo el Mediterráneo, hubiera caído bajo el dominio soviético en una época en la que ya Stalin ordenaba desde Moscú a sus franquicias, todos los partidos comunistas en el mundo, aspirar a la toma del poder en sus respectivos países.



Capítulo 4: Berlín (1948-1949)


Este cuarto capítulo, Berlín (1948-1949), cuenta cómo quedó dividida Alemania luego de la ocupación aliada. Pocos conocen que la ciudad de Berlín quedó ubicada completamente dentro de la Alemania Oriental ocupada por los soviéticos y que, a su vez, la propia ciudad estaba también dividida en un Sector Occidental, controlado por los Aliados Occidentales y otro Sector Oriental bajo dominación soviética. Berlín Occidental solo tenía comunicación con la lejana Alemania Occidental a través de una autopista, un ferrocarril y tres corredores aéreos. Todavía los comunistas estaban en la época de “todo debía parecer democrático” y la ciudad era gobernada por un único concejo en el que participaban Orientales y Occidentales y hasta había un Alcalde electo.

Pero cuando arreció la crisis económica, se eligió a un Alcalde pro-Occidente y para colmo los Aliados Occidentales introdujeron el Marco Occidental en la ciudad (cuyo dinero hasta entonces no valía nada, hasta el punto que muchos utilizaban los cigarrillos como moneda), la paciencia de Stalin llegó a su límite. A Stalin por supuesto le incomodaba tener a los Aliados Occidentales en medio de la Alemania Oriental socialista. Mucho más ahora con una moneda mucho más fuerte que la suya creando severas distorsiones en la economía comunista, por lo que intentó sacar a estadounidenses, franceses y británicos bloqueando todas las entradas terrestres a Berlín Occidental para asfixiar a la ciudad. También cortó la energía eléctrica, dejando a más de 2 millones de berlineses al borde de la subsistencia, ya que dependían de 12.000 toneladas de suministros diarios que ahora no podían pasar por tierra. Pero los Aliados Occidentales no renunciaron a la ciudad, sino que emprendieron el mayor puente aéreo de la historia para mantener viva a Berlín Occidental, transportando diariamente por aire, como mínimo, 2.000 toneladas de carbón, alimentos y otros insumos básicos.



Capítulo 5: Corea (1949-1953)


¿Por qué Corea del Sur es el hogar de Samsung, LG, Hyundai y Kia mientras que Corea del Norte tiene a un gordito siniestro obsesionado con bombas nucleares y una población esclavizada al borde de la inanición? ¿Por qué hace tan solo un par de semanas un soldado norcoreano arriesgó su vida al desertar al sur, sobreviviendo a los disparos, pero revelándose luego que su estado de salud pre-existente era todavía peor, incluyendo desnutrición crónica, parásitos intestinales de casi 30 cms, hepatitis B y tuberculosis? La respuesta es simple: socialismo en el norte y capitalismo en el sur.

En este quinto capítulo, Corea (1949-1953), veremos cómo en el frente del pacífico, al igual que en la Europa de la posguerra, los aliados también se repartieron la administración de los territorios ocupados. La península de Corea quedó dividida en norte y sur por el paralelo 38. El norte, bajo ocupación soviética, se convertiría en Corea del Norte bajo el liderazgo de Kim Il-sung (el abuelo de Kim Jong-un, el hoy Presidente de lo que terminó siendo la única especie de monarquía comunista hereditaria).

Kim Il-sung, luego de que la Revolución China de Mao Tse Tung envalentonara a Stalin, consiguió el permiso de este último para invadir Corea del Sur e intentar reunificar toda la península bajo el comunismo. Esto llevó a la conformación del primer ejército de la recién nacida ONU para rechazar la guerra de agresión contra Corea del Sur. Bajo el liderazgo estadounidense, el ejército de las Naciones Unidas se enfrentaría a nombre de todo el mundo contra Corea del Norte, China y la Unión Soviética. Cuando las tropas de la ONU lograron expulsar de Corea del Sur a los invasores comunistas y cruzar el paralelo 38 hacia Corea del Norte, Stalin presionó a Mao quien eventualmente ordenaría la invasión china de Corea del Norte. Medio millón de soldados chinos, para sorpresa de Occidente, ahora invadían Corea del Norte para hacer la guerra contra la ONU.

En la Guerra de Corea, los bombarderos estadounidenses lanzarían casi la misma cantidad de explosivos que sobre Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Años después, con medio millón de soldados chinos muertos así como otros 60 mil soldados de la alianza de la ONU, tres millones de coreanos muertos, heridos o desaparecidos y 5 millones de desplazados, se volvería a la frontera original entre las dos Coreas antes de la invasión y que perdura todavía hasta hoy, prácticamente con las mismas tensiones de hace más de 60 años. Al terminar la Guerra Fría Alemania fue reunificada, pero todavía esperamos la reunificación coreana. Esta, junto con las dictaduras de los Castro en Cuba y su todavía muy viva ambición de dominación ideológica regional gracias a los cada vez más escasos petrodólares venezolanos, siguen siendo hasta hoy las más obvias reminiscencias de la “ya extinta” Guerra Fría.

Para ver cómo se vive hoy día en Corea del Norte, recomiendo ver este reciente documental del canal español Antena 3. Una de las muy raras ocasiones en las últimas décadas que el gobierno comunista ha dejado entrar a periodistas en el país:



Capítulo 6: Rojos (1948-1953)


En este sexto capítulo, Rojos (1948-1953), se repasan las respuestas de cada bando frente a sus amenazas internas. En Estados Unidos imperó la histeria del macartismo, llamada así por el Senador Republicano Joseph McCarthy, quien intentó aislar a los simpatizantes del comunismo de posiciones influyentes en la cultura y el gobierno. De esta época se recuerdan especialmente las listas negras en Hollywood y las interminables audiencias ante el Congreso con el objeto de desmantelar redes de supuestos comunistas en los Estados Unidos. A pesar de motivarse estas condenables cacerías de brujas en el peligro real de una agresiva ideología totalitaria criminal con aspiraciones globales, financiada y dirigida por una potencia nuclear extranjera adversaria, hasta el día de hoy se considera esta época como una mancha en la democracia estadounidense.

En contraste, lo análogo en el bando soviético no consistió simplemente en un puñado de encarcelados y otros más “blacklisted”, sino en el despliegue sin pudor de todo el terror estalinista a lo largo y ancho de la URSS y los países satélites de Europa Oriental. Cientos de campos de concentración repartidos por toda la helada geografía rusa, los infames gulags, albergaron a millones de sospechosos de ser disidentes y a quienes osaban preguntar por algún desaparecido. Las cifras varían entre 1 y 6 millones de muertos en el archipiélago gulag. El culto a la personalidad de Stalin también se desató como herramienta totalitaria para mantener a la población siempre consciente de quién gobernaba sus destinos. Hasta las artes debían regirse por lo que se llamó el Realismo Socialista, cuyos lineamientos estéticos, por supuesto, los dictaba el Partido Comunista Soviético.

Tal vez la herramienta propagandística soviética más llamativa de esta época fueron los llamados juicios-espectáculos en Europa Oriental. En estos, literalmente eran sacrificados algunos dirigentes comunistas quienes eran torturados hasta que estuviesen listos para confesarse culpables de una traición que no habían cometido en juicios públicos televisados, solamente para mantener aleccionada a la audiencia. Si los campos de la muerte soviéticos y el resto de los inhumanos instrumentos totalitarios ya nos evocan a sus primos hermanos ideológicos, los nacional-socialistas alemanes o nazis, también lo hace el resurgimiento del antisemitismo en la Rusia comunista de Stalin. Especialmente una vez que su paranoia se volvió contra sus médicos personales, la mayoría de los cuales eran judíos, quienes fueron juzgados y encarcelados o muertos bajo tortura. Los judíos, como por desgracia se ha repetido tantas veces en la historia, eran los chivos expiatorios ideales, algo que se agravaba en esta ocasión por sus conexiones familiares y de amistad con otros judíos en Occidente. A los judíos rusos desde entonces se les prohibió acceder a la profesión médica y a otras profesiones en el “paraíso socialista” de la URSS.