Acá comparto con ustedes los primeros seis capítulos de esta serie
documental sobre la Guerra Fría: la confrontación entre el comunismo global y
el mundo libre durante más de 40 años. He ido traduciendo al español los
subtítulos de esta serie y los iré publicando semanalmente en YouTube y cada seis capítulos por acá. Narrada por Kenneth Branagh, son en total 24 episodios que cubren desde el final
de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín. Esta serie fue producida por CNN y fue televisada originalmente en 1998 con el nombre de Cold War. Todos los derechos pertenecen a CNN.
Creo que es imprescindible conocer
este periodo de la historia porque configuró en gran medida el mundo en el que
vivimos hoy: desde el resurgimiento del socialismo patrocinado por Cuba con
dinero venezolano, hasta las aspiraciones expansionistas de Putin, pasando por
supuesto por Corea del Norte, Cuba, los Podemos y Syrizas del
mundo, el foro de Sao Paulo, los conflictos del Medio Oriente y el terrorismo
islámico.
Pocas cosas pueden
entenderse hoy en el mundo sin estar al tanto de los acontecimientos y
dinámicas de la Guerra Fría que este documental nos trae con testimonios de
primera mano de sus protagonistas: desde el primer soldado de la Alemania
Oriental en saltar el Muro de Berlín, hasta entrevistas exclusivas con
Gorbachov, Castro, Bush, Carter, Kissinger, ex diplomáticos, ex espías de la
CIA y la KGB y un larguísimo etcétera.
Espero que disfruten de esta serie documental y que me ayuden a difundirla.
Espero que disfruten de esta serie documental y que me ayuden a difundirla.
El enlace en IMDB:
Estos subtítulos en español están disponibles en formato SRT en:
Críticas:
Se recomienda leer el
artículo de 1999 del Hoover Institution "The Cold War over CNN’s Cold
War" de los historiadores Richard Pipes, Robert Conquest y John Lewis
Gaddis sobre el valor y la precisión histórica de esta serie:
Capítulo 1: Camaradas (1917-1945)
Este primer episodio introduce la serie y resume
las relaciones entre la Rusia estalinista y las potencias aliadas al finalizar
la Segunda Guerra Mundial. Acá podemos ver ya los primeros movimientos de
Stalin para la dominación comunista global, al repartirse la Europa de
posguerra con Churchill y Roosevelt-Truman, pero rehusarse a mantener los
acuerdos de elecciones libres en los países “liberados” por los soviéticos. Algo
que ya se veía venir luego del pacto entre Hitler y Stalin (para que luego nos
digan que fascismo y comunismo son ideologías antagónicas) y que incluyó la
invasión de Stalin a Polonia, en donde ejecutaría a unos 4.000 soldados polacos
a sangre fría. Una muestra de lo que sería la norma en la actuación de
los agentes comunistas en todo el mundo hasta la década de los 90s. Stalin vino
a sustituir a los nazis en la Europa Oriental ocupada, situación que se
mantendría por décadas y que sería la plataforma desde la cual se emprendería
el proyecto de una revolución comunista mundial, una amenaza que acercaría
varias veces al mundo al borde del apocalipsis nuclear.
Capítulo 2: Cortina de Hierro (1945-1947)
Este segundo capítulo,
Cortina de Hierro (1945-1947), obtiene su nombre de un famoso discurso de
Churchill, ya ex Primer Ministro de Gran Bretaña, durante una visita a los Estados Unidos. En su discurso advirtió al mundo sobre las aspiraciones imperiales del comunismo soviético
para alcanzar la revolución socialista mundial, que apenas comenzaba a hacerse
evidente en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial la Europa ocupada por
los aliados se dividió en dos zonas: la controlada por los soviéticos y la
controlada por EUA, GB y Francia. Si bien el acuerdo había sido reconstruir los
países destruidos por la guerra y conformar en ellos gobiernos democráticos, la
estrategia de los socialistas soviéticos fue saquear sus recursos e imponer
gobiernos títeres dominados por Moscú.
Básicamente ahora el rojo era el nuevo
marrón: en las zonas ocupadas por los comunistas estos reemplazaron a los nazis
pero mantuvieron buena parte de las terribles prácticas totalitarias de su
primo hermano ideológico.
En los países ocupados solamente por los rusos, había asesinatos, desapariciones y
represión sin pudor alguno. Una simple muestra fue la actitud para con los mismos rusos que habían sido prisioneros de guerra de los nazis. Estos, ya “liberados”, ahora
eran sospechosos por haber echado un vistazo a occidente, podían estar
contaminados, había que deshacerse de ellos… Allí donde los comunistas
soviéticos compartían control con los aliados occidentales, su comportamiento
era más discreto siguiendo el lema: “Debe parecer democrático, pero debemos
tener todo en nuestras manos.”. Un lema que hoy, en pleno renacer del
socialismo y de su aspiración de tomar el control en todas partes, nos debe
sonar muy familiar…
Capítulo 3: Plan Marshall (1947-1952)
Este tercer capítulo, Plan
Marshall (1947-1952), trata sobre la iniciativa estadounidense para la
reconstrucción de la Europa destrozada por la Segunda Guerra Mundial. El nombre
de este plan proviene del Secretario de Estado a quien se le encargó su
ejecución, el héroe de guerra el General George Marshall. A quien ya había
liberado Europa ahora le tocaba reconstruirla. Estados Unidos sabía que la
inhumana miseria de la posguerra era el terreno más fértil para la propagación del
comunismo en aquellos países europeos que todavía no estaban ocupados por las tropas
soviéticas, por eso era prioritaria la reconstrucción europea. El problema era
que Stalin también sabía que el socialismo no podría tener el mismo éxito en
una Europa próspera y, por tanto, al principio dio largas a los aliados occidentales y, finalmente, se negó de plano y prohibió a los países del bloque socialista a
aceptar las ayudas para la reconstrucción. Cosa curiosa porque justamente el
argumento era que si aceptaban los dólares estadounidenses serían esclavos de
Washington y tendrían que hacer lo que EUA les ordenara. Así, todos los países
tras la Cortina de Hierro tuvieron que renunciar a participar del ambicioso
plan para que reconstruyó Europa.
Los checos estuvieron a
punto de aceptar, pero Stalin llamó a capítulo a Moscú a su Primer Ministro y a
su Ministro de Relaciones Exteriores, incluso les dio un ultimátum de 4 horas
para que abandonaran la invitación a la reunión que diseñaría el Plan Marshall.
Checoslovaquia bajó obediente la cabeza y no participó en el Plan Marshall. Al
volver a Praga, el Ministro de Exteriores checo dijo “Llegúe a Moscú como el
Ministro de un Estado libre, pero volví como esclavo de Stalin”. Poco después, misteriosamente, moriría al "caer" desde la ventana de su apartamento
cuando los comunistas finalmente tomaron todo el poder en Checoslovaquia.
A la par, la Italia liberada
bajo el control de los aliados occidentales, tenía el segundo partido comunista
más grande fuera de la URSS y sus primeras elecciones democráticas luego de la
guerra. Los comunistas estuvieron a punto de tomar el poder por los votos, de
no ser por una gran campaña de los ítalo-estadounidenses quienes escribieron millones
de cartas a sus familiares en Italia instándoles a no votar por los comunistas.
Esto, la campaña anti-comunista de la Iglesia Católica y la primera acción
política encubierta de la CIA, que entregaba bolsas de dinero a los adversarios
políticos de los comunistas, salvó a Italia. De lo contrario esta, y
posiblemente también todo el Mediterráneo, hubiera caído bajo el dominio
soviético en una época en la que ya Stalin ordenaba desde Moscú a sus
franquicias, todos los partidos comunistas en el mundo, aspirar a la toma del
poder en sus respectivos países.
Capítulo 4: Berlín (1948-1949)
Este cuarto capítulo, Berlín
(1948-1949), cuenta cómo quedó dividida Alemania luego de la ocupación aliada.
Pocos conocen que la ciudad de Berlín quedó ubicada completamente dentro de la
Alemania Oriental ocupada por los soviéticos y que, a su vez, la propia ciudad
estaba también dividida en un Sector Occidental, controlado por los Aliados
Occidentales y otro Sector Oriental bajo dominación soviética. Berlín
Occidental solo tenía comunicación con la lejana Alemania Occidental a través
de una autopista, un ferrocarril y tres corredores aéreos. Todavía los
comunistas estaban en la época de “todo debía parecer democrático” y la ciudad
era gobernada por un único concejo en el que participaban Orientales y Occidentales
y hasta había un Alcalde electo.
Pero cuando arreció la crisis económica, se eligió
a un Alcalde pro-Occidente y para colmo los Aliados Occidentales introdujeron el Marco
Occidental en la ciudad (cuyo dinero hasta entonces no valía nada, hasta el
punto que muchos utilizaban los cigarrillos como moneda), la paciencia de
Stalin llegó a su límite. A Stalin por supuesto le incomodaba tener a los
Aliados Occidentales en medio de la Alemania Oriental socialista. Mucho más ahora con una moneda
mucho más fuerte que la suya creando severas distorsiones en la economía comunista, por
lo que intentó sacar a estadounidenses, franceses y británicos bloqueando todas
las entradas terrestres a Berlín Occidental para asfixiar a la ciudad. También
cortó la energía eléctrica, dejando a más de 2 millones de berlineses al borde
de la subsistencia, ya que dependían de 12.000 toneladas de suministros diarios
que ahora no podían pasar por tierra. Pero los Aliados Occidentales no
renunciaron a la ciudad, sino que emprendieron el mayor puente aéreo de la
historia para mantener viva a Berlín Occidental, transportando diariamente por
aire, como mínimo, 2.000 toneladas de carbón, alimentos y otros insumos
básicos.
Capítulo 5: Corea (1949-1953)
¿Por qué Corea del Sur es el
hogar de Samsung, LG, Hyundai y Kia mientras que Corea del Norte tiene a un
gordito siniestro obsesionado con bombas nucleares y una población esclavizada
al borde de la inanición? ¿Por qué hace tan solo un par de semanas un soldado
norcoreano arriesgó su vida al desertar al sur, sobreviviendo a los disparos,
pero revelándose luego que su estado de salud pre-existente era todavía peor, incluyendo
desnutrición crónica, parásitos intestinales de casi 30 cms, hepatitis B y
tuberculosis? La respuesta es simple: socialismo en el norte y capitalismo en
el sur.
En este quinto capítulo,
Corea (1949-1953), veremos cómo en el frente del pacífico, al igual que en la
Europa de la posguerra, los aliados también se repartieron la administración de
los territorios ocupados. La península de Corea quedó dividida en norte y sur
por el paralelo 38. El norte, bajo ocupación soviética, se convertiría en Corea
del Norte bajo el liderazgo de Kim Il-sung (el abuelo de Kim Jong-un, el hoy
Presidente de lo que terminó siendo la única especie de monarquía comunista
hereditaria).
Kim Il-sung, luego de que la Revolución China de Mao Tse Tung
envalentonara a Stalin, consiguió el permiso de este último para invadir Corea
del Sur e intentar reunificar toda la península bajo el comunismo. Esto llevó a
la conformación del primer ejército de la recién nacida ONU para rechazar la
guerra de agresión contra Corea del Sur. Bajo el liderazgo estadounidense, el
ejército de las Naciones Unidas se enfrentaría a nombre de todo el mundo contra
Corea del Norte, China y la Unión Soviética. Cuando las tropas de la ONU lograron
expulsar de Corea del Sur a los invasores comunistas y cruzar el paralelo 38
hacia Corea del Norte, Stalin presionó a Mao quien eventualmente ordenaría la
invasión china de Corea del Norte. Medio millón de soldados chinos, para
sorpresa de Occidente, ahora invadían Corea del Norte para hacer la guerra
contra la ONU.
En la Guerra de Corea, los bombarderos estadounidenses lanzarían casi la misma cantidad de explosivos que sobre Alemania en la Segunda Guerra
Mundial. Años después, con medio millón de soldados chinos muertos así como
otros 60 mil soldados de la alianza de la ONU, tres millones de coreanos
muertos, heridos o desaparecidos y 5 millones de desplazados, se volvería a la
frontera original entre las dos Coreas antes de la invasión y que perdura
todavía hasta hoy, prácticamente con las mismas tensiones de hace más de 60
años. Al terminar la Guerra Fría Alemania fue reunificada, pero todavía
esperamos la reunificación coreana. Esta, junto con las dictaduras de los
Castro en Cuba y su todavía muy viva ambición de dominación ideológica regional
gracias a los cada vez más escasos petrodólares venezolanos, siguen siendo
hasta hoy las más obvias reminiscencias de la “ya extinta” Guerra Fría.
Para ver cómo se vive hoy día en Corea del Norte, recomiendo ver este reciente documental del canal español Antena 3. Una de las muy raras ocasiones en las últimas décadas que el gobierno comunista ha dejado entrar a periodistas en el país:
http://www.dailymotion.com/video/x2ki14o (parte 1/2)
http://www.dailymotion.com/video/x2ki1ay (parte 2/2)
Capítulo 6: Rojos (1948-1953)
En este sexto capítulo,
Rojos (1948-1953), se repasan las respuestas de cada bando frente a sus amenazas
internas. En Estados Unidos imperó la histeria del macartismo, llamada así por el
Senador Republicano Joseph McCarthy, quien intentó aislar a los simpatizantes
del comunismo de posiciones influyentes en la cultura y el gobierno. De esta
época se recuerdan especialmente las listas negras en Hollywood y las
interminables audiencias ante el Congreso con el objeto de desmantelar redes de
supuestos comunistas en los Estados Unidos. A pesar de motivarse estas
condenables cacerías de brujas en el peligro real de una agresiva ideología
totalitaria criminal con aspiraciones globales, financiada y dirigida por una
potencia nuclear extranjera adversaria, hasta el día de hoy se considera esta
época como una mancha en la democracia estadounidense.
En contraste, lo análogo
en el bando soviético no consistió simplemente en un puñado de encarcelados y
otros más “blacklisted”, sino en el despliegue sin pudor de todo el terror
estalinista a lo largo y ancho de la URSS y los países satélites de Europa Oriental. Cientos de campos de concentración repartidos por toda la helada
geografía rusa, los infames gulags, albergaron a millones de sospechosos de ser
disidentes y a quienes osaban preguntar por algún desaparecido. Las cifras
varían entre 1 y 6 millones de muertos en el archipiélago gulag. El culto a la
personalidad de Stalin también se desató como herramienta totalitaria para
mantener a la población siempre consciente de quién gobernaba sus destinos.
Hasta las artes debían regirse por lo que se llamó el Realismo Socialista,
cuyos lineamientos estéticos, por supuesto, los dictaba el Partido Comunista
Soviético.
Tal vez la herramienta propagandística soviética más llamativa de esta
época fueron los llamados juicios-espectáculos en Europa Oriental. En estos, literalmente
eran sacrificados algunos dirigentes comunistas quienes eran torturados hasta que
estuviesen listos para confesarse culpables de una traición que no habían cometido en juicios públicos
televisados, solamente para mantener aleccionada a la audiencia. Si los campos
de la muerte soviéticos y el resto de los inhumanos instrumentos totalitarios ya
nos evocan a sus primos hermanos ideológicos, los nacional-socialistas alemanes o nazis, también lo hace el
resurgimiento del antisemitismo en la Rusia comunista de Stalin. Especialmente una vez
que su paranoia se volvió contra sus médicos personales, la mayoría de los
cuales eran judíos, quienes fueron juzgados y encarcelados o muertos bajo
tortura. Los judíos, como por desgracia se ha repetido tantas veces en la historia, eran los
chivos expiatorios ideales, algo que se agravaba en esta ocasión por sus
conexiones familiares y de amistad con otros judíos en Occidente. A los judíos
rusos desde entonces se les prohibió acceder a la profesión médica y a otras
profesiones en el “paraíso socialista” de la URSS.
Gracias por su trabajo y tiempo, para tener acceso a tan interesante información que nos permitirán adquirir conciencia política.
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